Este agosto tocaba salir de nuevo de expedición, y para la ocasión nos hemos reunido David y yo y Bernat, Jordi y Natxo, los amigos con los que accidentalmente coindicimos el año pasado en Ossola y con los que tan bien lo pasamos en Alpes Marítimos. La zona escogida como teatro de operaciones ha sido este año el cantón suizo de Ticino. Qué decir de la región... es un auténtico paraíso para el barranquismo, en el que en pocos kilómetros se concentran muchísimos descensos de gran calidad, deportivos, estéticos y caudalosos. Para la mayoría era la primera visita a la zona, aunque para mí se trataba de una ampliación del viaje de 2009, que resultó algo accidentado; y lo mismo para David, aunque además, para él era un auténtico retorno al escenario del crimen en el que se dejó un tobillo... Una vez en casa, y a la vista de los resultados, creo que no nos podemos quejar...
El resumen en imágenes es éste:
Salimos de Barcelona el lunes 8 de agosto a mediodía, y acabamos plantando las tiendas en el recomendable camping La Serta (Gudo) 24 horas después. Es un camping pequeño y sencillo, pero acogedor y sobretodo barato: la estancia nos costó unos 10 € por persona y día, exactamente la mitad que en el mejor equipado Campeggio Al Censo, en Claro. Además, está excelentemente ubicado, entre los dos valles principales y sus barrancos.
Después de comprobar caudales la misma tarde de nuestra llegada -altos por las fuertes lluvias del fin de semana-, hicimos nuestra quiniela y el miércoles 10 empezamos a barranquear, con lo que finalmente los descensos realizados fueron éstos:
- Día 10: Malvaglia - Orino inferior
- Día 11: Osogna inferior
- Día 12: Val Progero integral
- Día 13: Iragna intermedio + inferior
- Día 14: Pontirone inferior
- Día 14: Cresciano inferior
- Día 16: Giumaglio
- Día 16: Val di Gei Inferior
- Día 17: Val Grande integral
- Día 18: Riale di Censo
- Día 19: Pontirone integral
- Día 20: Iragna integral
Han sido dos semanas intensas e interesantes, aunque siempre hay un pero: en este caso, volvernos sin descender el Lodrino inferior. Su caudal era elevadísimo cuando llegamos, y para nuestro penúltimo día en Ticino seguía sin haber descendido lo suficiente, aunque le faltaba poco. Sólo hacía falta esperar el par de días que nosotros no teníamos, así que lo desestimamos. No hay problema, porque el barranco no se va a mover de allí y creo que todos pensamos volver. Quizá el mismísimo año que viene...
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