sábado, 25 de agosto de 2012

VAL BIANCA


Ossola, día 5 (2 de agosto). Dos días antes, una vez en el camping después de haber bajado el Ogliana di Quarata, comprobamos que la previsión meteorológica para el día siguiente era mala. La idea de tomarnos una jornada de descanso por ello surgió de repente, aunque pareció que todos la estábamos esperando. El día y medio metidos en la furgoneta, y los tres barrancos seguidos -en dos de ellos habíamos empleado siete horas de actividad total o más- habían pasado factura, de manera que hubo quórum y el cuarto día en Ossola se dedicó al descanso y la logística. Al quinto, sin embargo, había que recuperar el tiempo perdido, y decidimos combinar dos descensos: Val Bianca y Val Segnara, ambos en el valle de Anzasca.

El primero de ellos (v5a3II) es una pequeña joya, breve pero imprescindible, con dos partes bien diferenciadas. El primer tramo, el divertido, se muestra engorgado, bien formado, con varios toboganes y rápeles de poca altura. El segundo, en cambio, es más técnico, vertical y abierto, con una cascada de unos 90 metros fraccionada en tres y una marmita trampa muy característica. Para mí era una repetición, ya que conocía el descenso de un viaje de 2005, pero el barranco la vale sobradamente. Es uno de los barrancos que no pueden faltar si se viaja a la zona.

Para situarlo, podemos tomar como referencia Piedimulera, a unos 14 kilómetros al sur de Domodossola. Desde allí, remontaremos el valle de Anzasca por la carretera SP166 en dirección a Macugnaga. Pasaremos Molini, y al poco de superar el desvío a Calasca, encontraremos a la derecha unas casas y veremos tras ellas las cascadas finales de nuestro descenso. Aparcaremos aquí un primer coche, y con otro volveremos atrás, tomaremos el desvío a Calasca y, al llegar a ésta, seguiremos subiendo hacia Barzona. Justo antes de entrar en este último pueblo encontraremos un puente que cruza un río: es aquí. Por la orilla derecha bajaremos al cauce.

Como casi todos, el descenso empieza con una pequeña caminata que nos introduce en la garganta. Tras un primer tobogán de unos 5 metros, varios resaltes y un breve tramo llano llevan a los dos primeros rápeles equipados, ambos de unos 10 metros. Sin embargo, no hay inconveniente para bajarlos como tobogán.

haciendo el primero de varios toboganes
los viejos puentes de piedra, una imagen recurrente























otro tobogán, éste con lanzadera
y otro más, algo más violento
























En los siguientes dos sí habrá que utilizar las cuerdas. Miden dieciocho y seis metros.

R 18m, visto desde arriba...
...y desde abajo
























Y por fin estamos en la parte vertical. La garganta se abre a un balcón privilegiado sobre el valle, desde el que podremos comprobar si nuestro coche sigue en su sitio, allá abajo. Lamentablemente, si no es así no podremos hacer nada en un buen rato: lo primero será descolgarse hasta la reunión de salida a la vertical. Desde ella rapelaremos unos 35 metros, hasta una marmita trampa en la que tendremos que trepar un par de metros para salir de ella y llegar a la reunión. Puede hacerse oposición, pero hay químicos en la pared y una pedaleta nos puede ser bastante útil.

preparando la reunión de salida a la vertical
recepción del rápel de 31 metros
























Desde aquí haremos dos rápeles más de 18 y 41 metros, ya sin complicaciones técnicas, que nos dejarán al pie de esta bonita vertical final. Otro buen barranco bajado.

penúltimo rápel, en seco
misión cumplida

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